En la región de Siberia, un menor se perdió en las montañas. Pasó la noche bajo una roca y ahuyentó a los lobos lanzándoles piedras
Un niño de tres años acompañó a su tia y a su abuela para que hicieran pastar las cabras. La mujer más joven se fue en una dirección y la abuela en otra; cada una pensó que el pequeño estaba con la otra.
Al llegar la noche denunciaron la desaparición del niño en las montañas. Hasta el amanecer resultó imposible comenzar con el operativo de búsqueda en las montañas. Hacia las 11 de la mañana encontraron al pequeño sano y salvo, a unos 2 km del lugar donde se había perdido; había pasado la noche durmiendo bajo una roca para protegerse de las lluvias torrenciales.
Lo que más sorprendió a los rescatistas fue que el niño explicó que se le habían acercado unos perros, pero que él los había espantado lanzándoles piedras. Los conocedores del lugar aseguran que allí no hay perros, y que esos animales debieron ser lobos salvajes.
Para colmo, durante el verano es cuando las lobas enseñan a cazar a sus cachorros, lo que vuelve a esos animales más peligrosos.
El diario ruso Komsomólskaya Pravda relata la historia del niño de la república siberiana de Tuvá. Los cazadores aseguran que fue un verdadero milagro que no fuera atacado por los lobos, y que la reacción del niño lanzando piedras pudo asustar a los animales.
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